miércoles, 27 de octubre de 2010

Me dí cuenta que sin ansiar nada, pasa algo mejor. Me dí cuenta que el amor puede estar a la vuelta de la esquina cuando uno piensa que esta a tres mil kilometros pero también me dí cuenta que el amor aunque siempre sea lo mejor, las personas pueden arruinarlo todo. Me dí cuenta que no siempre lo que se espera es lo mejor. Me dí cuenta que el no siempre lo tengo, pero queda en mi buscar un sí. Me dí cuenta que la vida tiene sus días malos y sus días buenos. Me dí cuenta que no importa cuanto luche por algo si no le pongo buena cara para conseguirlo. Y por último, también me dí cuenta que si no tengo un sueño o una meta de la cual aferrarme, estaría desperdiciando lo que hago día a día.




¿Quién dijo que para volar se necesitan alas?







El corazón parecía que se iba a salir cuando lo vio por segunda vez. Es que no podía creer que en aquella pequeña ciudad podría encontrar a su alma gemela de toda la vida. Contenta en su felicidad, pero ahogada en su vergüenza corrió a un puesto de flores para refugiarse de aquellos ojos que la obserbaron por un momento, confundidos. Para calmar sus emociones empezó a tararear una canción con los ojos cerrados, tratando de imaginar cualquier cosa, pero su cabeza solo podía pensar en él. Instantes aparecían y desaparecían en su mente; hasta que algo la distrajo. El calor de una mano sobre la suya, y el perfume a tres centímetros de ella. Ahí estaba él, con una flor entre manos. Cuando abrió los ojos creyó que se iba a desmayar, no sabía si abrazarlo o fingir incredulidad. Lo único qu
e recordo cuando cayó a la realidad, fué un beso. Tomo el abrigo y se aseguró de que no halla dejado nada en los bolsillos. Había algo. Una carta escrita en tinta.

El cielo siempre nos querrá ver juntos, asi que preparate para nuestro próximo encuentro.

Firma: Tu primer amor.


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