martes, 30 de noviembre de 2010

Aceleration!


El otro día, yo iba sentada en el colectivo, escuchando canciones deprimentes y mirando al paisaje. En un momento, el colectivo empezó a tomar velocidad y pasó por debajo de un  puente; una fría brisa acarició mi cara y fue entonces cuando giré mi cabeza hacia la ventana. Autos, caminones, colectivos, motocicletas, árboles, peatones, todos se esfumaban en un abrir y cerrar de ojos a medida que avanzaba el vehículo. Allí fue cuando me di cuenta de que todo a mi alrededor se estaba moviendo muy rápido, y que no había nada que yo pudiera hacer para evitar que esto ocurriera.

De repente, una sensación de vacío inundó mi ser, ya que por primera vez tomé conciencia de que cada instante es único e irrepetible, y de que somos nosotros los engargados de decidir cómo vivirlo. Podemos sufrirlo o disfrutarlo, tomarlo o dejarlo, aprovecharlo o desaprovecharlo, pero siempre vamos a tener la posibilidad de elegir.

En este punto de mi vida, tengo el presentimiento de que me están faltando demasiadas cosas, de que no estoy aprovechando al máximo mi adolescencia. Claramente siento que no me encuentro en mi eje y necesito de algo que me ayude a conseguir el equilibrio ideal. Pero... ¿cuál puede ser esa ayuda? Lo único que sé ahora es que si el mundo avanza y yo no acompaño el movimiento, me voy a quedar por detrás.

No hay comentarios:

Publicar un comentario